La situación laboral en México
Se dice que el panorama laboral en México es estable, si se compara con otras economías. Hay datos que avalarían este supuesto. La tasa de desempleo en el país es de alrededor de 5.2%, similar a la de Alemania y por debajo del promedio de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE).
Se mide ocupación, no empleo

Muchas veces se ha criticado la forma en que el Inegi mide el empleo en el país e inclusive el instituto ha hecho cambios en su metodología para medir con mayor precisión cuánto de este empleo es informal. Para José Luis de la Cruz, director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, el problema no es la metodología, sino otros aspectos que se escapan de la misma.
“El Inegi mide la desocupación similar a como se hace en la mayoría de los países desarrollados, donde tienen un seguro de desempleo y la gente sin trabajo no tiene incentivo para ocuparse en otras cosas. En México los salarios son tan bajos que si las personas pierden su ocupación tienen que buscar otros ingresos y trabajos”, explica el académico.


No todo el trabajo formal es nuevo
En el sexenio pasado, se crearon cerca de 2.3 millones de empleos. El ex presidente Felipe Calderón, quien durante su campaña se proclamó el “presidente del empleo” prometió crear un millón de plazas nuevas cada año. El máximo de trabajos formales que se crearon fueron 732,400 en 2010, de acuerdo con registros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Pero no todos los empleos registrados significan necesariamente plazas nuevas. Muchos ya existían, pero una mayor fiscalización de las autoridades implicó que se formalizaran.
“En el IMSS tenemos dos posibilidades: se está creando empleo, o que una mayor fiscalización haga que se revise el trabajo informal”, indica José Luis de la Cruz, del Tec.
Pero el especialista considera que éste no es el único problema, sino que el número de plazas registradas ante el IMSS ya no crece de forma tan vigorosa como en años pasados. De enero a marzo, el número de empleos formales creados fue de 219 mil plazas, 36% menos que en el primer trimestre de 2012.
Y si se toma en cuenta sólo marzo el crecimiento fue de 3.73%, el nivel más bajo desde mayo de 2010, de acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Panorama no mejorará en corto plazo
El diagnóstico sobre la radiografía laboral en México ya es conocido: informalidad dominante, creación insuficiente de empleos, bajos salarios y condiciones precarias. Aunque no siempre se repara en las horas trabajadas, por mucho el país es de los países en que más se trabaja y menos se descansa, lo que no se traduce necesariamente en más productividad.
De acuerdo con la OCDE, en México cada persona trabaja en promedio dos mil 250 horas al año, muy por encima del promedio, de sólo mil 748 horas.
Comparado con otros países, México es de lo que menos días de vacaciones por ley tiene al año, con sólo 6, cuando otras naciones como Reino Unido, España Italia, Brasil, Argentina y Venezuela, tienen más.
También el país sale mal parado en el balance deseable o saludable entre trabajo y vida. Inclusive, México tiene el mayor desequilibrio entre estos dos aspectos de todos los países que integran la OCDE.
La reforma laboral, aprobada el año pasado, mejoraría el panorama en cuanto a la flexibilización del mercado, facilitando las contrataciones y despidos en las empresas. Pero las condiciones de precariedad continuarían al menos al mediano plazo, considera José Luis de la Cruz.

“En mi opinión, la reforma laboral no ha mostrado, al menos en el corto plazo, los resultados que se le habían adjudicado, y menos con un panorama de desaceleración como el que se tiene actualmente. Se sigue observando que los salarios y las prestaciones, o no crecen o van en retroceso, al menos en sectores como las manufacturas”.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) proyectó para México una tasa de desempleo de 3.7% en 2018; y una tasa de 27% de empleo vulnerable, es decir, de personas que no cuentan con seguridad social y perciben ingresos bajos.

Los trabajadores por cuenta propia y los trabajadores familiares auxiliares, de acuerdo con la OIT, tienen menos probabilidades de estar en una situación de trabajo formal; por lo tanto, “tienen más probabilidades de no gozar de algunas ventajas propias del trabajo decente, como una cobertura de seguridad social adecuada, y la posibilidad de pronunciarse ocupados”.
En México, la representante de la OIT, Gerardina González Marroquín, dio a conocer el Informe en donde explicó que en la región se presentó una disminución en el desempleo si se considera que sólo 9 países se vieron afectados, mientras en 2016 el total de naciones que incrementaron su tasa de desempleo fueron 13.
Cabe señalar que la tasa de desempleo mundial se estabilizó después de un incremento en 2016 y en 2017 se situó en 5.6%, con un número total de desempleados superior a 192 millones.
Asimismo, destacó que puesto que la mejora del empleo se prevé será módica, “es probable que en los próximos años aumente el número de trabajadores en formas de empleo vulnerable. A nivel mundial, el avance significativo logrado en el pasado en la reducción de este tipo de empleo está prácticamente estancado desde 2012”.
En 2017, se calcula que alrededor del 42% de los trabajadores en el mundo, esto es, 1,400 millones de personas, se encuentra en modalidades de empleo vulnerable; se prevé que este porcentaje permanezca especialmente elevado en los países en desarrollo y emergentes, donde superaría el 76% y el 46%, respectivamente.
Es preocupante que la proyección actual indique una reversión de la tendencia, con un aumento anual de 17 millones de personas en empleos vulnerables en 2018 y 2019.
En México, el reporte más reciente indica que la tasa de desempleo se mantiene en niveles de 3.4%; es decir 1.8 millones de personas; sin embargo, la calidad de empleo es cuestionada, pues las tasas Críticas de Ocupación se elevaron de 12.9% a 16.4%; por lo que hay más de 8 millones de personas que tienen un empleo con bajos salarios y largas jornadas laborales.
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